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Y así nos entendimos. Hoy te escribo como puedo.

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Presentación por parte de Carolina Yegros, en el Seminario de Relatos y Retazos del Psicoanálisis / 2022, “(a)lma y poiesis: María Zambrano y el psicoanálisis”, el 19 de abril del 2022

“Vivimos en un mundo donde la palabra está instituida… El significado de la palabra no esta hecho de un cierto número de caracteres físicos, es ante todo el sentido que toma dentro de una experiencia humana” …
Merleau- Ponty, 1945.

María Zambrano nos dice en Delirio y destino: … “sabemos que él, ello, lo esperado, no está ahí, ni cerca ni lejos. Y entonces nos damos cuenta de que vivimos enteramente solos. Y vivir a solas es vivir a medias, es estar recluido, condenado, cegado también; es estar en reserva y a la defensiva. Se puede morir aún estando vivo; se muere de muchas maneras; en ciertas enfermedades, en la muerte del prójimo, y más en la muerte de lo que se ama y en la soledad que produce la total incomprensión, la ausencia de posibilidad de comunicarse, cuando a nadie le podemos contar nuestra historia. Eso es muerte; muerte por juicio. El juicio de quien debía de oír y entrar sin más en el dentro de la propia vida es la muerte. “Vivir es convivir”, había dicho Ortega y cuando la convivencia es imposible porque el que convive interpone y echa su juicio sobre la persona, sobre aquella que nace solamente cuando se comparte, es la muerte. Se muere juzgado, sentenciado a aislamiento por el otro”.

Continúo con En Hacia Un saber del alma donde María Zambrano dice: … “acontecimientos tan decisivos que por fuerza han dejado su huella. Línea divisoria entre el antes y el después. Y el ver y sentir que aquello que hicimos antes sigue siendo nuestro en el después, crea una cierta firmeza; firmeza nada agresiva, ni revestida de seguridad rígida, sino que, muy contrariamente, produce un sosiego a todas las indulgencias, hasta la más difícil, que es la de sonreírse un poco de sí mismo” …

El antes en estas paginas, es el antes que evidentemente se trata del antes de la llamada Guerra Civil española, no son sino un resto irreprimible de una última necesidad de expresión que el temor no pudo doblegar por entero.

En este trabajo que nos ocupa el día de hoy, intentaré realizar un recorrido sobre las correspondencias intercambiadas entre María Zambrano y con quien fuera su entrañable amigo, el pintor Ramón Gaya, cartas escritas durante los años 1949 a 1990, que nos hace pensar el valor que puede llegar a ser el lazo con el otro a través de una amistad, cartas entre exiliados que se vieron obligados a abandonar España tras la guerra civil española. Cartas que han sido un necesario recurso para sostenerse vivos y viva sus relaciones.

María Zambrano le dice a Ramón Gaya: … en su última carta que le escribe el 11 de octubre de 1990 (emociona) con motivo de la inauguración del museo Ramón Gaya en su ciudad natal, con firma temblorosa, dice: …

“Ramón me alegro de veras porque aparezcas en tu tierra, en la finura del mundo; como te dije una vez hace siglos; Murcia es lo más fino que he visto … Y así nos entendimos. Hoy te escribo cómo puedo. María”…

Ramón Gaya

Y así nos entendimos … con las manos temblorosas le dice: … “te escribo como puedo” … digo yo … aún así es del tinte de lo necesario, no dejar de escribir… de escribir a un amigo.

… me animo a apostar con un amigo de Kafka, dice I. Vegh: … “no hay quien pueda sostenerse sin esos hilos que nos ayudan y nos sostienen por encima del abismo” …

En algunos textos que he podido leer, se refieren a estos encuentros como … “Nada más que recuerdos dispersos en cartas, en divagaciones memoriales y en recuerdos mientras se contempla un paisaje prestado desde esas casas del exilio” …

… “Nada” … No… allí reside, podemos conjeturar lo que han sostenido a todos y cada uno de estos exiliados. Estas cartas, estos recuerdos, hablan y construyen caminos como dice María Zambrano, dejando huellas, construyendo la historia de cada uno que no es sin esos otros.

Sin duda fueron años duros de mucho trabajo y de pocas comodidades para ambos.

María Zambrano en 1941 le dice a Lezama Lima … “Este tiempo ha sido sencillamente horroroso para mí. Aún no sé si en mi familia habrá sucedido algo irreparable. No tengo naturalmente ternura de ánimo para hablar nada” …

Asimismo, en una entrevista realizada por Andrés Trapiello en 1988, Ramón Gaya habló de la guerra y del exilio considerándolos como: … “una despiadada interrupción del hilo de su vida y una irreparable catástrofe” …

Los definía como: … “años miserablemente robados y nada más” …

A pesar, y con ese pesar, todo parece indicar que la dureza del exilio y la soledad interior que vivieron, han convertido dicho período en algo muy formativo para ambos.

En ellas participan con sus cartas sus amigos Jorge Guillén, José Bergamín, Sánchez Barbudo y Ángela Selke, pero también se acercan a este círculo las nuevas amistades que María Zambrano hace en Roma, ella es la primera en trasladarse a vivir a Italia y que más tarde, al llegar Gaya a esta ciudad, comparte también con él.

A través de estas cartas, por tanto, podemos reconstruir las relaciones entre varios intelectuales y artistas que fueron la flor y nata de la Edad de plata española, sobre la que se ha edificado la España actual. Leer sus correspondencias también nos ayuda a entrar en los entresijos de la literatura y el arte del pasado siglo.

Siguiendo con mi conjetura de que estas cartas han sido el sostén para ambos, como lo ha nombrado Gaya, momentos irreparables, catástrofes de mi vida. Desde Lacan podemos preguntarnos sobre el valor y el lugar del prójimo en un sujeto, ante lo real que golpea: el exilio, el quedar sin patria. En Delirio y destino dirá María Zambrano … “y si patria es: la casa del padre” …

Patria de la familia de padre. Etimología: del latín patria, propiamente país del padre, tierra natal, derivado de pater, patris.

Digo yo, es quedarse sin padre/patria, como hemos podido escuchar en otros trabajos el lugar que tenía para Z. su padre.

Ella nos ha dejado una vivencia particular de la pérdida de la patria, no sólo la que deja atrás, en el momento de la huida, sino la propia patria, esa que se produce del exilio de la nostalgia. María Zambrano reivindica la experiencia del exilio confesando que allí encontró “la forma más plena de sentirse española”. Tras su retorno, dijo: … “mi condición de exiliada como un no lugar” … Literalmente quedarse fuera de su tierra natal.

Lacan, en el S. XX, dirá: … “cada quien marca la huella de su exilio, no como sujeto sino como hablante” …; … “como lo Real que queda fuera, en todo sujeto” …

Z. estuvo 44 años exiliada. En el mismo texto mencionado anteriormente habla de tres tipos de situaciones que vive un exiliado. Dirá: …

1) El refugiado deposita su cuerpo en otro lugar y rehace su vida, hay nostalgia, pero el destierro no le absorbe.

2) En los desterrados: hay un drama, no hace raíces nuevas, no valora lo hallado, sino lo perdido, el desterrado es un candidato a un exiliado.

3) Exiliados, devorado por la historia, es el desconocido que hay en cada hombre, vencidos que no han muerto, que no han tenido la discreción de morirse, supervivientes. Es el descubridor de la patria, ya que es el lugar privilegiado para que la patria se descubra, tiene la patria verdadera, por virtud, crea el exilio. Para que haya exiliado tiene que haber patria perdida, patria referente de lo perdido” …

Hablará de desierto entorno del exilio y su lugar como revelación. María Zambrano. dirá también: … “Puede que sea el morir y no la muerte lo que acecha”…

Exiliado que dirá Z. es … “ser exiliado es ante todo ser creyente en sentido místico” … Revelación ligada íntimamente al ser. Rechaza la exclusividad del término revelación a lo religioso.

Dirá también: … “Revelación otro modo de pensar y dar sentido al mundo, ella se pregunta ¿resultará excesivo este término revelación aplicado al exilio?” Pienso que no.

Desde Lacan hablamos de revelación, cuando algo del deseo y la verdad del sujeto emerge.

I. Vegh, en su libro El prójimo: Enlaces y desenlaces del goce menciona a Sarmiento escribiendo en la cordillera de los Andes, quién dirá: … “las ideas no se matan” …, esto es, aunque me persigan, me exilien, viva en la pobreza, fuera del círculo de mis amigos, igual puedo sostener el trazo que me representa” …

Lacan en el Seminario XVI: … “De un otro al otro” … dirá: … “el prójimo es la inminencia intolerable del goce” … Ese prójimo, se pregunta Lacan, ¿es ese que he llamado el Otro, que me sirve para hacer funcionar la presencia de la articulación significante en el inconsciente? Se responde que no.

Isidoro Vegh, en el texto antes mencionado, lo cito literalmente: … “En términos más amplios, se trata de la participación del otro. Estoy proponiendo al otro con minúscula, no al gran Otro, del que Lacan habla como instancia fundante” …

… “No se trata entonces, del Otro primordial, en tanto sostén del narcisismo instituyente, ni del Otro real simbólico, Imaginario ni del Padre en función de los Nombres del Padre: lo real del Otro Real, lo simbólico del Otro real, lo imaginario del Otro real, como lo dice en el seminario XXIV de L´Insu”…

… “No es de ese Otro del que se trata aquí, sino del otro con minúscula, sólo que no lo situamos, como es habitual en la enseñanza de Lacan, en términos de semejante, reducido a la dimensión imaginaria, sino que lo consideramos constituido también por los tres registros, RSI” …

El ser humano no sobrevive si no hay otro que lo reconozca en su existencia. Hay por lo menos uno, del cual precisamos su amor, cuando ese uno falta, el sujeto cae.

Por tanto, estas cuestiones me llevaron a pensar al encontrarme con las correspondencias entre María Zambrano y Ramón Gaya lo relevante y fructífero que han sido para ambos estas correspondencias. Siguiendo a Vegh, dice: … “Es por la invocación que el otro adviene a la condición de prójimo, el prójimo adviene cuando invoco al otro”…

Definición de Invocación: Llamado. Llamar uno a otro en su favor y auxilio.

Que advenga a ella, no asegura su bondad, puede ser también su ruina. Este encuentro entre ambos parece haber sido muy fructífero. De aquí que Lacan define como hemos dicho anteriormente que El prójimo es la inminencia intolerable del goce.

Invocación: demanda dirigida al otro, invocación al otro, lo elevo por un instante a la dimensión del prójimo para que sancione eso que yo solo no puedo. Cuando uno se dirige al otro, lo invocamos como prójimo, buscamos en él algo que atañe a nuestra existencia” … Por tanto, no es cualquier otro, el sujeto busca en lo real, el objeto que coincida con su representación, objeto que lo constituye como existencia.

Si el prójimo es la inminencia intolerable del goce, es justamente porque nada garantiza el valor del encuentro.

Ramón Gaya

Es muy importante esta cuestión el prójimo es un riesgo, nada asegura que vaya a ese lugar, pero su ausencia es peor.

Me pregunto, sin dejar fuera la escritura, gran tesoro que porta Z, ¿qué hubiera sido de ella sin Gaya y sin ese círculo de la generación del 36?, ¿cómo hubiera sido para Z. ese exilio, como también, para cada uno de esos exiliados?

Lacan enuncia que es el sinthome en el mismo S. XVI antes mencionado y dirá … “el prójimo, ubicado como sinthome, puede ser la ocasión de una reparación, puede ser agente de reparación de un error en el nudo. La reparación del prójimo reencuentra al sujeto con su nudo, y un nudo bien enlazado reanuda la falta. Prójimo como estabilizador”

Transcribo esta carta, me parece muy esclarecedor de lo que intento trasmitir: José Bergamín, amigo de Z., percibe que ella destaca en el género epistolar y le aconseja: … “tienes que escribir cartas, aunque no sean para mí, muchas; un Epistolario completo. Será tu obra maestra. Cartas en que te abandones por completo, en que dejes ir, a tu sentimiento y pensamiento. Y creo que es ahora el momento de tu madurez espiritual para empezar tu epistolario” …

Bergamín capta perfectamente el estado de desesperación en que se encuentra su amiga, y la anima a que siga con la escritura, que de por si ya es liberador. Pensaba desde el análisis, aplicando la regla fundamental habla y di todo lo que se te ocurra. Bergamín lo dice claramente: … “cartas en que te abandones por completo, aunque no sean para mí” …

En palabras de la filósofa francesa Simone Weil: … “la amistad es el milagro en el que un ser humano acepta mirar con distancia y sin acercamiento alguno al ser que le es necesario como alimento”

Larga es la historia de amistad entre la discípula de Ortega y Gasset y el joven pintor que salió de Murcia para ir con una beca a París, para más tarde integrarse en la vida madrileña. Gaya y Zambrano se conocen en 1932, frecuentándose con mas asiduidad durante los años en los que participan en las misiones pedagógicas.

La amistad se consolida durante los años de la contienda, ya que ambos escriben en la revista Hora de España. Además de compartir una amistad y un destino común que finaliza en el destierro, Zambrano y Gaya tienen muchas afinidades.

Probablemente fue Angelina Muñoz-Huberman quien, por primera vez, relacionó el exilio de Zambrano con el pintor, a través de la evocadora imagen de la ventana abierta que Gaya dibujo en la portada de la obra de Zambrano Filosofía y poesía, publicada en 1939.

Es interesante observar que, a pesar de su sólida fe en la segunda República, ni el pintor ni la filósofa desarrollaron una actividad política consistente, al contrario de su amigo Bergamín.

Ambos autores siempre subrayaron que el intelectual o el artista debe estar solo, Zambrano ya en 1934 declaró: … “se escribe para defender la soledad” … Mientras que Gaya observó en varias ocasiones, entre ellas en estas cartas, que la soledad le era necesaria, pero aclara: … “una cosa es estar solo por gusto y otra muy diferente estar solo porque a uno no le queda otro remedio” …

María Zambrano le dirá en unas de sus cartas a G. … “y entonces pienso que el artista vive su vida interior dentro de sí … de un modo a la vez secreto, hermético y expresivo. El arte es la secreta vida del corazón que se manifiesta sin dejar de estar oculta; es lo que esta a la vez dentro y fuera” …

Ramón Gaya le responde a María Zambrano, tras la muerte de su mujer: … “Lo terrible me paraliza; se ve que es mi manera de sufrir: La inmovilidad. ¡Como comprendo ahora lo que dice Proust de que en la vida nos morimos varias veces! o tenemos esa monstruosidad vacía que se llama Libertad” … María Zambrano dice: … “la libertad es obediencia, el conocimiento, amor” …

Lacan, en el mismo S. XVI habla de la sublimación, donde el sinthome puede ser una forma de sublimación, pero no siempre una sublimación es un sinthome. Considero aquí que, tanto la escritura en María Zambrano y la pintura en Ramón Gaya han hecho nudo, enlazando deseo y goce como sostenedor en su existencia como sujetos y sujetos exiliados.

Del texto La Pintura en Ramón Gaya, publicado en la revista Ínsula, donde María Zambrano dice: … “La obra de arte no lograda es como un sueño interrumpido, que se escinde en una presencia fija al modo de fetiche, o de un hechizo, y en una avidez que vuelve a su origen enconada. Y así, también, en el humano vivir de cada día, que el arte no escapa a la condición de la vida. Y por ello, cuando se logra, rescata, salva: ha sacado del fondo del limo de las aguas un oscuro ensueño a la superficie visible de las aguas,
haciéndolo criatura” … Surge, digo yo con Lacan, un sujeto allí.

Ramón Gaya

En una de sus cartas María Zambrano dice a Ramón Gaya … “ahora estoy muy torpe, porque estoy sufriendo por una de las cosas de lo que llaman “vida” o “realidad” …

María Zambrano recuerda a Gaya, … “un día me dijiste … que, ya que la vida no es la que debería, que lo fuera el Arte, lo que uno hacía, Y ahora… ya ves, ya veo en ti vida-obra, creación en todo” … “Porque has llegado al “gran tiempo” a veces lo he llamado “ancho presente” pero ahora encuentro más justa esa denominación. Todo lo que anoche contemplé ha nacido, se ha realizado en el gran tiempo, que es desde luego mucho tiempo, pero no solo eso. Pues hay cuadros, libros … que consumen tiempo, pero no ése, el ancho, el circular”.

“Y uno se consume en este tiempo discontinúo, pequeño, trizado, se consume uno, sí, y a veces siente y cree que ya (se) está muriendo definitivamente. Y es eso: la consunción indispensable para entrar allí donde las cosas nacen y se realizan. Sin ese tiempo nadase logra, llega a su ser” … “y tú, amigo mío en quien he creído desde el primer día, has entrado en él, que alegría” …

… “María Zambrano, Pero ¿tú no crees, que, para hablar, para decir, hay que oír antes aquello de lo que se va a hablar “escribir es hablar”?” … “Y hay que oír al mismo tiempo y aún después. ¿Cómo quien se expresa por la palabra puede confiarse sólo a la vista? Y aún, ¿cómo es posible, Señor, no oír, no tender el oído como si la realidad, ella, ¿no palpitase?” …

En cada letra, en cada palabra en esas cartas va trasmitiendo ideas y pensamientos, como también la situación que vivía con la hermana Araceli (fallece en 1972), sus dificultades económicas y su creciente deseo de volver a su amada Madrid, todo habla de esa pena, como dice ella.

… “María Zambrano dice a R.G.: … “le escribí a Pepe y le decía que quiero ir al Madrid de mi alma; te lo digo a ti, sí: me ha nacido como una flor alta desde el fondo del corazón. No es deseo ni nostalgia, sino amor, amor, amor. Espero que siendo así, el ángel el que debo de tener y tantas veces he sentido y casi vislumbrado, me guíe en el laberinto que tú sabes es mi vida” … “¿estarás, estarías ahí? Creo que no es necesario pedirte que no digas a nadie nada” …

… “En una de sus cartas Antonio Sánchez Barbudo (escritor poeta y periodista español miembro de la generación del 36) a Ramón Gaya, le dice: … “Recibí hace tiempo una tarjeta tuya de Venecia, que me llego de casualidad ya que no eran mis señas”. Subrayo señas. “Te mando ésta con el membretito para que así tengas mis señas permanentes, la universidad. ¿Cómo estás? ¿Qué haces? ¿Sigues tan equilibrado y creador como todos me dijeron que andabas? (y yo, coño, me quedo sin verte) ¿Estarás en México este
verano? Tal vez fuera, si sé que tú estás ahí, iría sin duda” …

Es interesante estar comunicados, saber del otro, poder ser localizado, como dice Z. al inicio de este trabajo, vivir es convivir, compartir, si no, lo que nos queda es la muerte, la muerte como sujeto.

En la década de los 50, María Zambrano se traslada a Roma, en donde vive de 1953 a 1964.

Ramón Gaya recuerda a este respecto: … “María me escribió, hace algún tiempo, desde su Roma: … “esto, Ramón, se parece a la vida” … En su retorno a Europa a María Zambrano se la puede escuchar con otro semblant, en tanto que se parece, pero no lo es.

En cuanto a él, en el viaje que hizo a Europa en 1952, se quedó fascinado ante la ciudad de Venecia, pensó incluso en quedarse a vivir allí, pero se vio obligado a regresar a México.

En 1956, cuando regresó de nuevo a Italia, se estableció finalmente en Roma. En esta ciudad es donde probablemente se fragua la amistad entre Zambrano y Gaya.

En este período romano en el que los encuentros entre ambos se vuelven más frecuentes Zambrano trabaja en El hombre y lo divino 1955 y en La España de Galdós 1960.

No sabemos si durante los paseos por la Vía appia antica o en las visitas que Gaya hacia a Zambrano hablaron del contenido de este libro, pero es indudable que las ideas de Gaya aparecen a menudo en los textos de Zambrano y viceversa.

El tema de lo sagrado, sobre el que gira El hombre y lo divino, emerge en algunos textos del pintor. A propósito de la Capilla Scrovegni pintada por Giotto, Gaya escribe con asombro y admiración: … “Nada más asomarnos al interior de la capilla – esa especie de gruta azul, de relicario azul-, tenemos la impresión de interrumpir algo, de profanar algo, pero no se trata propiamente de algo … religioso como viene a ser religioso el arte, sino de algo … sagrado, como viene hacerlo sin duda, la vida” …

Lo sagrado no parece estar ligado totalmente con lo religioso, tanto para María Zambrano, como para Ramón Gaya, sin embargo, la vida si es sagrada.

En este texto Z. hablará del conocimiento a través del dolor, se trata del saber trágico, o bien del aprender padeciendo. También Gaya escribe sobre el dolor y sus enseñanzas, dirá: … “el dolor es bueno y hermoso, no porque nos dé ni quite cosa alguna, sino porque es sagrado” …; … “El dolor, que es sagrado, no nos sirve: nos salva; no nos salva para la vida, sino que nos salva de ella” … Remite a que es Dios el que da algo sagrado y que eso sagrado es ese dolor. … “esa extraña joya, que nos da Dios, que ni la entendemos, ni nos sirve” …

Formas de tramitar las pérdidas. Los caminos del duelo son únicos y necesarios. Nuevamente también en Gaya sale el significante: salvar. Lo que les salva de la desesperación, dirá también.

En Delirio y destino, Z. habla del pensamiento, dirá: … “el pensamiento, por lo visto tiende a hacerse sangre, por eso pensar es cosa grave, o quizás es que la sangre ha de responder del pensamiento” …

Podemos articular pensamiento, oxígeno y convivir, puesto que ella dice que no se puede negar al pensamiento que nos hace vivir, que nos crea un espacio donde respirar, un horizonte donde nuestra vida, hasta la más personal, entra a formar parte de la realidad, se encuentra con la vida de los demás, se articula con ellas.

… “No la podemos negar ni aun queriendo” … Toma a Aristóteles junto a Ortega y Gasset y dirá: … “el acto del pensamiento es vida” …

Gaya dirá: … “no venimos a la vida para aprovecharnos de ella, sino a entregarle cuántos somos” …

Tomo un par de cartas donde refleja la esencia de sus correspondencias, del lugar que cada uno tenía en el otro. Ramón Gaya, en carta a sus amigos dice de María Zambrano … “lo que está escribiendo es, decididamente, impresionante, no ya de gran talento, sino de genio, con algunos hallazgos … grandes, de altura, como quizás nadie hoy, o sin quizá”

… “Querido Ramón: cuanta alegría, cuanto bien de la lectura de tu Velázquez pájaro solitario desde que supe de (su) existencia y de su título ya supe todo, sin que el saberlo haya disminuido en nada la lectura en estado naciente, la que le corresponde. Así que ni tan siquiera de ti me acordaba mientras lo leía, ni de los años o siglos que hemos estado hablando sobre esas parejas cosas. De Velázquez y de Cervantes, de Nietzsche, si, mas yo diría que siempre de lo mismo, de esa tierra santa – de la santidad y de la perfección del arte, del pensamiento, de la vida-” … “como ves, te hablo como a un amigo vivo y como a un amigo un poco muerto, quiero decirte… bueno, lo entiendes o no. Yo sé que lo entiendes, si no lo tacharía. Pero a ti, ni te explico, ni tacho nada. Como tú conmigo” …

Entrelazados goce, la escritura, deseo, la pintura, goce, la poesía, goce y deseo, sus vidas uno con el otro, goce y deseo trenzados haciendo lazos y entrelazados haciendo del otro su prójimo.

Ramón Gaya y María Zambrano

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