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En el puerto de la palabra-agujero, palabra-ausencia en Lol V. Stein

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I.

Estoy situado en este texto, en un umbral. Entro con Lol a la escena del baile en T. Beach. Cerca de Lol V. Stein y somos testigos de cómo su prometido Michael Richardson queda eclipsado por Anne Marie Stretter y los alcanza a los tres el amanecer. Quiero quedarme todo el tiempo posible en ese instante donde el alba apremia, la música calla; Tatiana, su mejor amiga, junto a Lol. Los nuevos amantes se van, Lol corre, los busca…

Marguerite Duras dirá a su editor en diciembre de 1963: “Ya está. No puedo releerme, no puedo más. La bestia está aquí, me gusta”. El arrebato de Lol V. Stein fue su primera novela después de acabar su cura de desintoxicación alcohólica. Había estado muy enferma y hacía mucho que no escribía. “No sé si ese miedo -pensé en eso a menudo, nunca logré dilucidarlo-, ese miedo que sentí al escribir no era también el otro miedo a estar sin alcohol, sino era una secuela de la desintoxicación, no sé”(1). Según Laure Adler, transfirió a Lol su miedo a la locura (2).

Quisiera perderme junto a Lol en una palabra que nombre, que anude. Que sostenga el cuerpo en el lenguaje, en un momento definitivo en la vida de Lol V. Stein.

En La fábula mística, el historiador Michel de Certeau, dice:

Se está enfermo de la ausencia porque se está enfermo de lo único. Lo Uno ya no está. ‘Se lo llevaron’, dicen muchos cantos místicos que inauguran con el relato de su pérdida la historia de sus retornos a otro lugar y de otra manera, con modos que son más bien el efecto y no la refutación de su ausencia…el ausente que ya no está ni en el cielo ni en la tierra habita en la región de una extraña tercera (ni lo uno ni lo otro). Su muerte lo coloca en ese lugar ambiguo.(3)

Por eso, “el fantasma de lo único regresa siempre. Las posesiones mismas se apoyan sobre algo perdido”. Se ha perdido a Dios como objeto de amor, y hay un rechazo del duelo, “pues piensan poder arreglárselas con esta pérdida. Recoge el desafío de lo único” (En estas maneras de perderse Michel de Certeau, citaba a Marguerite Duras en India Song y El Vicecónsul, “acerca de la mendiga que va finalmente hacia el Ganges, ‘donde encuentra el modo de perderse’” (4)

Lol, sin quererlo, también se pierde…

II.

Hay frases que me han conmovido, vuelven y retornan de esta novela, y que las he encontrado, o me han encontrado a mí, (quién encuentra a quién?) en distintos tiempos y momentos de la misma.

Quisiera situar, primero, lo que probablemente sean las antesalas de una “palabra-ausencia”, “palabra- agujero”, “una” palabra perdida…

Una dimensión crucial es sobre el sufrimiento:

“En Lol, esta visión y esta certidumbre no parecían ir acompañadas por el sufrimiento”. Lol contempla, parecía amarles, pendiente, espera. Lol le sonríe. La noche va avanzando, “parecía que las posibilidades de sufrir que Lol pudiera tener incluso habían disminuido, que el sufrimiento no había encontrado en ella dónde deslizarse, que había olvidado el viejo álgebra de las penas del amor”. (5)

El sufrimiento no había encontrado en ella dónde deslizarse. (Aquí, mi primera frase).

¿Se desliza el sufrimiento? ¿Viaja? Colette Soler dice que “el afecto no es una brújula para la exploración del inconsciente -dice Freud- puesto que el afecto se encuentra desplazado, no reprimido. Las representaciones se reprimen, pero el afecto se desplaza, se desliza.”(6) (aquí este sufrimiento es un afecto)

Edward Hopper


¿Es del sufrimiento que había que encontrar una palabra que haga nudo? Pero ¿de qué palabra se trata?

Juntos los tres, “habían acumulado años, muchos años, cientos de años, esa edad adormecida en los locos”; con Lol han envejecido. (En El amante, llegó a decir, al principio de su relato, que ‘muy pronto en su vida había sido demasiado tarde’).
Yo no sabía que se podía envejecer tan pronto…

Una segunda frase viene a mí.
El final del baile llega con el amanecer, “su final al llegar el día”. Él busca alguna señal de eternidad en la sala. “Se habían contemplado silenciosamente, largamente, sin saber qué hacer, cómo salir de la noche” (7).

¿Cómo salir de la noche? es mi segunda frase. Toda la obra va tras esto…

Michèle Montrelay, en su intervención dentro del seminario de Lacan, Los problemas cruciales para el psicoanálisis (23 de junio de 1965), ubica este relato en el mismo sentido de los precedentes de Duras, en busca de un momento perdido. Habla de la fascinación del personaje principal del relato, por ese instante, ese azar, donde se inscribe su certeza.(8)

Vuelvo a la escena del baile:
La madre de Lol viene a su rescate, alguien le dijo, “llegó hasta Lol y la tocó, Lol se despegó por fin de la mesa”, Lol comprendió que un final se dibujaba, aunque confusamente. La madre la tira al suelo, “hace de pantalla entre ellos y ella”. Hay un lamento sentimental que cesa y Lol grita por primera vez. Dice frases inconexas, lejanas (las dirá a lo largo de toda la obra), que “no era tarde, la hora del verano engañaba”, le habla a Michael Richardson, le suplica que le crea. Lol corre tras ellos, se van, “cuando dejó de divisarles”, cae al suelo, desvanecida.(9) Se sostiene de pie cuando puede verles.

Miro, estoy dentro, somos tres. Dejo de verles, caigo…

Lol necesita vestir. In-vestir. Sin ver, sin ser vista-vestida, Lol se desmorona. Cuando aparece el cuerpo de la mujer ante ese hombre, por la que será sustituida, su cuerpo se borra.

Dirá Duras en una entrevista: “nació para ver”.

Hay una extraña omisión de su dolor durante el baile. Y eso se paga caro. Tarde o temprano.

III.

Que el sufrimiento no había encontrado en ella dónde deslizarse. Cómo salir de la noche.
Y ahora, todo este párrafo que me convoca hoy,

Me gusta creer, como creo, que si Lol es silenciosa en la vida es porque ha creído, en la brevedad de un relámpago, que esa palabra podía existir. Carente de su existencia, calla. Sería una palabra-ausencia, una palabra-agujero, con un agujero cavado en su centro, ese agujero donde se enterrarían todas las demás palabras.

Un sufrimiento que no se desliza, la inexistencia de una palabra se vuelve “una palabra ausencia, una palabra agujero, con un agujero cavado en su centro”. Donde podrían enterrarse las demás palabras.
Se vuelve una palabra que está ausente.

En el centro de esa ausencia, un agujero.
No es cualquier ausencia es una ausencia, agujereada.
Es mucho peor que una pérdida, es otra cosa. ¿Qué es?
Estamos en ese momento, en ese borde.
Porque algo allí, se de-sen-cadena.
¿Cómo venía anudado en Lol eso que se desencadena?
¿Cómo llega Lol a ese baile?
¿Cómo se llega, en qué, con qué mundo fantasmático? ¿Con qué cuerdas? ¿Con qué nudos?
¿Cómo dialogan los tres registros entre ellos? Lol tiene 19 años.

Dicen que ya no estaba. ¿Cómo se está sin estar?

Edvard Munch

Innombrable a falta de una palabra. Lol, dice la autora en voz del narrador, es creyente.

Quiere decir que una palabra, si tiene el filo en sus entrañas, puede nombrar, y como dios, crear los cielos y las tierras.
Puede hacer nudo, a-nudar y puede des-armar.

Puede cortar los hilos invisibles en los que quedó atrapado y a la vez, la palabra, esa palabra, puede faltar.
Es una palabra en una fosa, “ese agujero donde se enterrarían todas las demás palabras”.

Es a partir de esa palabra que se espera, que se cree, que pueden hacer puente, base, puerto, a las demás palabras.

Vienen a mí ahora, trozos de un poema de Roberto Juarroz en Poesía Vertical(10):

[…] Sabemos que hay una letra que debiera formarse allí sola. Sabemos que si apareciese

Podríamos continuar con otras letras
Y llegar a escribir una palabra,
La palabra que necesitamos.
Y sabemos que esa letra nunca aparecerá […]

Está la posibilidad que si no se puede pronunciar, podría Lol haberla podido re-sonar. Y ese sonido, ese gong vacío, habría retenido y convencido de lo imposible a los que partían. Los habría nombrado a ellos, al futuro y al instante.

Aquí pienso, podría haber una dimensión en Lol del narrar, contar, narrar-se, referirse al suceso, al acontecimiento(11). Tomar la palabra, gritar al otro/Otro. Esta es una de las derivaciones del verbo contar. Pero también contar de hacer “cuentas”, numerar, hacer cómputo, operaciones de diferencias, inscripción. Contar como valer. “Yo cuento, yo valgo”.

Lacan en el seminario La identificación dice que para contar algebraicamente se necesita del trazo unario. Es un concepto tan complejo como frágil. Porque ese trazo es una identificación a un rasgo muy particular y especial del Otro (al goce del Otro). Tomamos un rasgo por incorporación y al hacerlo, más bien cuando eso se produce, estamos siendo uno ante el Otro, estamos haciendo nuestro uno ante la inmensidad del ser humano que nos da vida y cobijo (en el mejor de los casos). ¿Estamos, me pregunto, hablando de esta dimensión de la palabra?

En el arrebato de Lol, esa palabra que no existe, está ahí sin embargo, que espera a la vuelta del lenguaje.
Pero al faltar estropea a todas, las contamina.
Esa palabra- ausencia, desafía, clama en silencio, a levantarla, hacerla surgir por debajo del mar y la arena.

Es la eternidad del baile.
Todas las tardes Lol toma su embarcación, en un puerto im-posible, “amarrado para siempre y presto abandonar, con su tres pasajeros, ese futuro en el que Lol V. Stein se halla ahora”.

IV.

En el mismo año que salió la novela, 1964, M. Duras dirá que Lol,

Fue testigo de ese amor naciente. Vio todo el asunto. Presenció el suceso hasta tal punto que se perdió de vista a ella misma. Se olvidó de que era ella a la que ya no querían. Ella estaba a favor de ese nuevo amor. Eso pasó en el baile. Y fue tan maravilloso, esa desposesión, esa destrucción de Lol. Es admirable poder ver como tu propio amor se enamora de otra. Se quedó tan maravillada que la marcó para toda la vida.
Ella no sufrió por amor. Sufrió al separarse de ellos. Le habría gustado llevar una especie de vida de parásito. Lol se desmayó, no de dolor, sino simplemente porque estaba … separada de la pareja
[le hubiera gustado verlos] No dudo ante la palabra: injertado en la pareja, vivió así Ella quería verlos. Sí, olvidándose absolutamente de sí misma. le habría gustado verlo todo. Hasta sus relaciones más íntimas.

En un baile de Navidad organizado por un manicomio de los alrededores de París, conoció a una persona que le inspirará su historia. Pidió permiso para verla y así lo hizo durante mucho tiempo. En el baile estuvo como un autómata. Era hermosa e intacta físicamente. “Normalmente los enfermos están muy marcados, pero ella no”. Tenía Treinta años, parecía muy joven. Intentó hacerle hablar durante mucho tiempo, casi todo un día, pero nunca habló o mejor dicho, “habló como todo el mundo con una extraordinaria y notable banalidad. Ella pensó que yo era médico y habló para que creyese que era como todos los demás”. Cuanto más lo hacía, “más singular me parecía. Fue impresionante”.

[Lol] realmente, no puede vivir por su cuenta. Además es lo que provocaría su última crisis. Al final del libro va a un hotel con Jacques Hold (12) y se llama de muchas maneras. Ya no sabe quién es. [Al final, es una crisis, ya no se identifica]. La crisis es muy grave, yo creo que seguramente está enferma…

(Que Duras diga que en la crisis ya no se identifica me parece crucial, diré algo de ésto más adelante)

Respecto a la enfermedad, más adelante dirá que no es una enfermedad, sería “como un estado que acarician muchas personas. Que aparece en raras ocasiones de una manera total. En el caso de Lol se ha manifestado totalmente”.

Creo que en las penas de amor siempre estamos cegados por algo, por una especie de vanidad, un poco estúpida. Lol comprendió que se estaban desprendiendo de ella. Lo entendió perfectamente. Lo que más le interesa de este personaje, “Es la abolición del sentimiento, sí, eso es lo que más me interesa”. (13)

V.

En la primera escena (vuelvo nuevamente a nuestro escenario) dice Lacan en el homenaje a M. Duras (1965) (toda la novela entera será su rememoración, señala), está el arrebato de ellos dos en una danza que los suelda ante los ojos de Lol. Habla del rapto de su novio (14).

¿Qué hace Lol en esa esquina, que por ahora, está de pie?

Hace, se encuentra haciendo, dirá, un “yo me dos”, ¿uniéndose? ¿pegándose? imaginariamente a Anne Marie. Lol y Anne Marie son una, un solo cuerpo, que conjuga el duelo, dolor, (Je me deux, “estoy en pena”). Hasta el alba el cuerpo permanece de pie. Toda una noche (15).


Lacan en 1962 invita a su seminario La identificación a Piera Aulagnier, para que hable sobre su experiencia en la práctica con las psicosis. Allí dirá: “la única posibilidad de identificarse a un cuerpo imaginario unificado sería la de identificarse a la sombra que proyectaba ante él un cuerpo que no sería el suyo — toda negación del Otro sería para él, el equivalente de una automutilación que no haría más que devolverlo a su propio drama fundamental”. Aquí se pregunta por la angustia: “Uno puede preguntarse si lo propio de la angustia no es justamente, no nombrarse. El diagnóstico, la denominación, no pueden venir más que del lado del Otro, de aquél frente a quien ella [la angustia], aparece; él, el sujeto, es el afecto de angustia [afecto angustia], él la vive totalmente, y es precisamente esta impregnación, esta captura de su yo que se disuelve en ella, lo que le impide la mediación de la palabra”. (Como si estuviera hablando de Lol…, entonces,…¿no había angustia en Lol..? (16). Algo más sobre esto:

La primera cosa que podamos decir de la angustia, es que su aparición es signo del hundimiento momentáneo de todo punto de referencia identificatorio posible[…]

Me parece importante que Duras hacía referencia a esto en párrafos atrás, sobre la crisis de Lol y las identificaciones.

Sigo con Piera,

En la angustia, el yo y el Otro se disuelven, son anulados en una situación en la que el deseo se pierde, a falta de poder ser nombrado […] para el psicótico, este Otro es aquél que no le ha significado jamás otra cosa que un agujero, que un vacío en el centro mismo de su ser. (17)

Lol, queda desvestida, despojada de su amante. Lacan sigue precisamente el tema del vestido porque “sustenta el fantasma al que se prende Lol en el tiempo siguiente”. La palabra clave que no supo encontrar esa palabra que, al cerrar las puertas tras ellos tres, la hubiese conjugado con el momento en que su amante le hubiera quitado el vestido, el vestido negro de la mujer, y desvelado su desnudez. ¿Llega esto entonces más allá? Sí, [llega] a lo indecible de esta desnudez que se insinúa al remplazar su propio cuerpo. Aquí todo se detiene.”

Edvard Munch

Habla de dos despojos, una del amante y otra, despojada y desvestida de ese vestido y lo que queda es esa desnudez que ya no cubre, una desnudez descarnada y sin amante, sin la mirada; es una desnudez des-carnada que la derrumba. Es una mirada que no es del erotismo.

Pero también, y quiero detenerme en esto, creo que Lacan no habla de aquella palabra que describí sobre el narrar y el contar. No, no me parece. Se trata de una palabra que le habría permitido seguir…viendo. En realidad, creo, que no se trata de ninguna palabra. Se trata de un enlace, lazo. El problema aquí, el problema que tengo es con la palabra…”palabra”…

Lo que le ha sucedido a Lol, sostiene Lacan, concierne al amor. Es esa imagen de sí mismo con que el otro nos re-viste y nos viste “y que nos deja cuando nos desvisten, [despojan] de ella”. (18)

Cuando se produce el rapto de su cuerpo y este es sustituido por el de otra, su ser va con él y ¿y bajo su vestido, qué queda? no queda nada, solo el vacío.
Ese silencio que la habitaba es lo que provoca que el cuerpo caiga sin una palabra capaz de mantenerla en pie, un trazo unario que haga una diferencia y permita, sostenga una dimensión significante de ese tiempo.

Pero diré ahora, si me permiten, y siguiendo lo que vengo planteando, sin un enlace, imaginario y simbólico que la sostengan.

VI.

Sabemos que Lol permaneció en su habitación de S. Tahla, lugar de nacimiento, sin salir en absoluto durante varias semanas. Decían que su postración revelaba señales de sufrimiento. “Pero qué pensar de un sufrimiento sin motivo?”
Repite frases, se nombra con ira. Se queja, grita su cansancio. Va dejando de quejarse y también de hablar. Nuevamente la vejez: su ira se avejenta, pierde fuerza. “Solo lo hacía para decir lo aburrido y largo, largo que era ser Lol V. Stein”. (Duras dirá que Lol aquí se nombra)

Es el final el que retiene a Lol. Progresa día a día en la reconstrucción de ese instante. Hay más claridad. “Lo que construye es el fin del mundo”. Es ahí donde Lol aparece desgarrada sin voz para pedir ayuda, sin argumento.

Lol cree que debe penetrar en él, era lo que tenía que hacer.

Y vuelve a empezar, una y otra vez. Juntos se hubieran salvado de la llegada de un nuevo día. Justamente, Lacan señala que lo que irá sucediendo, “lo que se rehace no es el acontecimiento, sino un nudo”. Es junto con Tatiana y Jacques Hold que Lol armará otro ternario, otro nudo. “Es este a tres sin embargo, es efectivamente Lol que lo dispone.”(19) ¿De qué nudo se trata?

VII.

Entonces, una vuelta más. Ese silencio de Lol, que ya estaba, Tatiana decía que siempre lo tuvo. Pero Lol, antes de los 19 años, ¿tuvo que“invocar”, permítanme este término, o convocar, con una “palabra decisiva” (ahora digo, “enlace decisivo”), ante una eventualidad de la vida? No sabemos. Sabemos que el sentimiento, el sufrimiento, no tenía deslizamiento, es un “exilio interior”. Pero se puede vivir. Inclusive hacer que Michael Richardson se enamore o en todo caso que quede cautivado por ella (también Jean Bedford y Jacques Hold). A veces la vida nos permite tener senderos por donde transcurrir y salir de una noche…obscura o de un día complejo. Pero no siempre.

Edvard Munch

En Lol hay una caída de su mundo subjetivo. Bajo la vestimenta, no hay nada, como una cáscara vacía, que se sostenía por las vestiduras que portaba. Lacan plantea varios nudos mentales. El más estable es el borromeo (mantener las cuerdas RSI, sin desencadenar). El segundo es el del Trébol, no es tan estable. Se trata aquí de un nudo treboliano?, donde el lapsus del nudo nos habla de un accidente forclusivo.

Abajo de la vestimenta no había nada. No había lo real del afecto. Ella hace todo como si fuera posible, dice Duras:

[…] le enseñaron a caminar a casarse, a hacer el amor, a tener hijos y todo sucede…En Lol estaba facilitado porque en un principio la omisión del dolor, esa especie de fracaso en la tentativa que hizo para alcanzar el amor de la pareja de Anne Marie Stretter y de Richardson fracasó totalmente, es decir que allí también hay un eslabón [subrayo este término que Duras utiliza: eslabón] que ha faltado. Los celos no fueron vividos, el dolor no fue vivido. El eslabón ha saltado, lo que hace que en la cadena todo lo que sigue sea falso, esté en otro nivel. (20)

Sus actitudes son copias de lo que se debe hacer. Sus hijos son regañados o felicitados según lo que le dicen los demás. Hace un como sí. “Y no tiene más contacto con lo real. Cuando ve a su amiga Tatiana con Jack Hold, despierta lo real. El arrebato de Lol despierta la cuerda de lo real, en el nudo fallido. Para Lacan el afecto es de lo real. [Lol] no tiene afecto. Ojo, no es el agujero de lo real. Es la nada. [es] ‘como sí’. Cuando se arrebata es como si apareciera el afecto. Aparece una imposibilidad de conectarse y hablar. Cuando ve esa escena despierta lo real. Se despierta la cuerda de lo real”(21). Lol dice “…solo se algo de la inmovilidad de la vida. Así cuando ésta se rompe, ” (22)

Vuelvo al agujero y a mi puerto en el cual intenté vararme.

(Al fin y al cabo yo nací en una ciudad con un puerto que fue importante, donde el río daba la espalda al pasado y a la vez lo añoraba.)

En Las conversadoras le preguntan a Duras si en El arrebato es que empieza a estar más el agujero. Dice que ella, Lol,

Experimentaba ese ‘blanco’ (vacío) en la cadena…(23)

cdmx, marzo 2023.

Notas:

(1) Marguerite Duras, entrevista con Xaviére Gauthier, Las conversadoras, Buenos Aires, el cuenco del plata, 2005, p. 14.
(2) Laure Adler, Marguerite Duras, Anagrama, Barcelona, 2000, p. 379. “De hecho, sin el alcohol, la locura me era cada vez más familiar. Esa locura me era más familiar de lo que había sido antes.”, en Marguerite Duras, Leer y escribir. Una entrevista de Pierre Dumayet (1964), http://tijeretazos.org/Literaria/MDuras/MDuras001.htm, 1999.

(3) Michel de Certeau, La fábula mística, siglos XVI-XVII, Universidad Iberoamericana-Dpto de Historia, México, 1993, p. 12. En el 2do tomo de La fábula mística, ubicaba a Duras como una mística de la modernidad.
(4) Ibíd, p. 14 y 15.

(5) Marguerite Duras, El arrebato de Lol V. Stein, Tusquets, Barcelona, 1987, p. 16.

(6) Colette Soller, “Los afectos del inconsciente real” (conferencia del 29 de septiembre en APdeBA), en Psicoanálisis Vol. XXXIV – No 1, Buenos Aires, 2012, p. 105. En relación al sufrimiento, Murakami en De qué hablo cuando hablo de correr, dice que una cosa es el dolor y otra el sufrimiento. Hay momentos en que el dolor físico (se refiere a su experiencia en distintos maratones) es inevitable. Pero el sufrimiento es el contenido que uno le da a ese dolor. Yo creo que aquí estamos hablando de otro nivel de sufrimiento.

(7) ibíd, p. 16/17.
(8) Intervención de Michèle Montrelay en el seminario de Jacques Lacan, Los problemas cruciales para el psicoanálisis (1964/65), 23 de junio de 1965.
(9) Idem, p. 18.

(10) Roberto Jarroz, Poesía Vertical, Emecé, Buenos Aires, 1993, p. 264.

(11) Hay un momento de la novela que Lol le pregunta a Tatiana Karl si sufría, que no lo ha sabido nunca. Tatiana le dice que, no, “no sufrías”, que ella fue su única testigo. No aparecen palabras de Tatiana hacia Lol en esa escena del baile. Tampoco de la madre, que aparece tres veces en el relato. En dos viene a rescatarla, protegerla. La última es cuando dice el narrador que Lol “secó todas sus lágrimas” con la muerte de su madre. Dos otredades importantes en su vida.

(12) Hay una dimensión del relato en la voz de Jacques Hold. Hay una tercera persona que va tomando las voces de sus personajes, de pronto irrumpe en primera persona; pasando a desdoblarse. Es un amante quien narra esta historia. ¿Qué tipo de amante? Hay un relieve en la narración: “el de la primera persona que relata a la tercera, ese relieve es una tercera dimensión donde el sujeto Lol emerge, infinitamente más presente, más perturbador de lo que podría dar cuenta el uso único de la primera persona”. Intervención de Michèle Montrelay en el seminario de Jacques Lacan…op. cit.

(13) Marguerite Duras, Leer y escribir. Una entrevista de Pierre Dumayet…op. cit. (el subrayado es mío).
(14) J. Lacan, Homenaje a Marguerite Duras, El arrebato de Lol V. Stein, 1965. Publicado primero en Cahiers Renaud-Barrault, Paris, Gallimard, 1965, no 52, p. 7-15

(15) ¿Qué sucede ahí con el estadío del espejo en Lol? Pensé en los tiempos al interior del estadio del espejo y todo lo que tiene que suceder para que una niña, un niño se pongan de pie. De acuerdo, todas las estructuras se ponen de pie…(Lo desarrollaré en otra entrega)

(16) El narrador precisa la angustia de Lol en la escena que dice que no puede prescindir de Tatiana. Marguerite Duras, El arrebato…op. cit., p. 105.

(17) “La interdicción que le ha sido hecha en cuanto al deseo hace que la respuesta le ha hecho aprehender, no una separación, sino una antinomia fundamental entre demanda y deseo, y de esta separación, que no es una brecha sino un abismo, lo que se manifiesta no es el significante sino el fantasma, o sea: lo que provoca la interpenetración entre simbólico y real que llamamos psicosis.” Intervención de Piera Aulagnier en el Seminario de Jacques Lacan, La Identificación, 2 mayo 1962. Traducción de R. Rodríguez Ponte. (el subrayado es mío)

(18)Ver, Soledad Pérez Fadón Llamazares, “La intuición de Marguerite Duras o cómo construir el cuerpo”. https://www.researchgate.net/publication/315744595, España, Diciembre 2016.

(19) J. Lacan, Homenaje a Marguerite Duras, op. cit, p. 6.
(20) Marguerite Duras, entrevista con Xaviére Gauthier…, p. 18 (el subrayado es mío)

(21) Silvia Amigo, Seminario sobre la Topodonología (grabación), noviembre 2022.
(22) Marguerite Duras, El arrebato…, op. cit., p. 104.
(23) Marguerite Duras, entrevista con Xaviére Gauthier, Las conversadoras, op. cit…, p. 114.

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