Acto y Transferencia

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1. El retorno a Lacan nos enfrenta a un desafío. Volver a decir lo que Lacan sentó con su lógica es decirlo con las propias palabras y no volver a las citas de una extensa obra, sino explicarlas con otros argumentos. Esto sería como barajar y dar de nuevo. 

Incluso podría ser que la lógica nos lleve a probar significantes nuevos, sin por ello arrasar con lo que en forma costosa, fue cocinada en la lenta cocción de nuestra civilización como ética.

¿Qué muestran las Cuevas de Altamira, ejemplo de pintura abstracta en el Paleolítico? La respuesta puede decir que hay una ética que es la estética como figuración primera de lo real.

¿Por qué una estética conduce a lo real? La primera condición humana desde hace 30 siglos es dejar inscripto que ninguna estética puede definir un contenido.  La estética trae consigo una posición subjetiva en cuanto a la transmisión de una ética

La prueba estética consiste en la imposibilidad de definir una ética del arte. Cuando se queman libros, como si con ello se pudiera eliminar un pensamiento, no estamos del lado de la estética sino del resorte de la degradación.

2. Hoy la cita nos lleva a hablar de Transferencia y Acto. ¿Habría que hacerlo rápido, ubicando en forma anticipada un cierre cuando estamos en tiempo de apertura?

En principio, desde el surco abierto por Freud hasta la lógica analítica de Lacan, sería preciso distinguir transferencia como suposición de saber por un lado, del enamoramiento por otro (verliebtheit) y reconocer además que ello, ninguno de los dos, no se produce en forma automática.

La suposición de saber requiere el toque en el cuerpo de una metáfora que encierra al sujeto, resultante del par ordenado significante. Y a su vez requiere también del objeto a que se imagina en una escena reprimida en lo real del síntoma, como efecto de lo simbólico nominado como letra.

El enamoramiento en cambio da la espalda al saber y resulta de identificaciones imaginarias, que retornan desde lo real para hacerse transgresoras de una palabra plena. Decir “yo te amo” no es poca cosa, si se da lugar al rechazo propio del amor cortés.

       ¿Por qué quienes amaron a Lacan, hacen necrofagia de su obra?: en ese caso la suposición de saber que en algunos casos pudo haber existido se esfumó y el precio es un retroceso al inconsciente como significación.

3. En principio, leyendo como analizante la escritura de Lacan y no como analista, se podría arribar a una conclusión determinada por la nominación del fantasma como resorte del inconsciente.

Su lógica nace de una ficción matemática en la que el objeto a,como causa, podría encontrar una substitución en la falla de la castración que atraviesa al sujeto

En su punto justo el Otro sería un basurero de representaciones que desconoce que ese sujeto exista. Esta afirmación se produciría en tanto no se puede más que llegar al saber supuesto, en cuanto existe una duplicidad en el significante, que haría diferencia entre el falo imaginario (-φ) y el objeto a. 

Ligar la suposición de saber al objeto a como alienado por un lado y al sujeto con la barra de castración por otro, confiriendo una participación en la estructura del significante, es en suma el acto que Lacan designa como suposición de saber. En ese momento cruza el Rubicón y determina una palabra que podrá hacerse imperativa o no. 

De mi lado estoy con los que se suman al no imperativo que ofrecería la interpretación justa ó apofántica que Lacan despliega en el escrito L’Étourdit, que no podría ser más que a la letra que se lee desde al analizante por el dicho del analista

Por un lado lo real y por otro la ciencia de la realidad que la letra funda. En una lógica no se podría llegar más allá que a un sueño de despertar. Nunca nos dormimos del todo si aceptamos que una lógica matemática en el psicoanálisis, extiende una mano al deseo como real imposible, pero acepta la ficción de vivir en la realidad.

El descubrimiento que Lacan llamó “mi único invento”, tendría la posibilidad lógica de evacuarse, si se ingiere la obra con mostaza previamente vaciada para que parezca magia. La única posibilidad que el objeto a se evacua es si el analista la representa sabiendo que la castración no es la estructura. 

La castración es lo que falta porque el analista ha recorrido los señuelos de las identificaciones imaginarias. Esto es por completo imposible de alcanzar si por decir real ya escribo sentido

4. Si el orden es ficción, la ambigüedad de la sustancia determina que se injerte como un real al cuadrado, para no concluir en la afirmación que la demanda es el “chivo expiatorio” del problema

La demanda es infinita y los señuelos retornan desde lo real haciendo imaginaria la identificación que se acomoda en el Complejo de Edipo como homofónico. Nunca se acaba la sed a menos que el objeto a triunfe como absoluto dominador en ciénaga de la melancolía.

En la melancolía no hay piedra fundante para un sujeto que suponga un saber, sino que en su lugar el mismo objeto a hace desaparecer la ficción imaginaria

Resulta patética una transmisión en acto, por la angustia que se despliega en el analizante, si es que se quiere obrar a la manera de jugar con un semblante y volverlo verbo. Allí reina la recursividad con la creencia absoluta de destronar lo predicativo, haciendo de la impredicatividad el lugar exacto para la castración

La verwerfung del ser es hasta cierto punto. No hemos progresado demasiado desde el Paleolítico. Soñar que se despierta es lo que deslumbra a Lacan, lector de Freud, porque no se llega mucho más allá. El quinto registro sería mera ficción

5. Si la sustancia es puesta en juego, más allá de una inconmovible rigidez material, es el movimiento lo que resta para avanzar. 

La pulsión de muerte es lo real y nunca puede ser pensada. Se acabó el tiempo para mí. La pulsión es sólo de muerte ya que no hay vida en la realidad sino como apéndice de lo real. El sujeto sólo se desplaza por una existencia en un más allá, donde siempre retornan los señuelos imaginarios, del cuerpo, bailando con la insinuación de la voz.

En este sentido es que la letra se mueve como flexible y que hay un más allá de la rigidez que ella sugiere. La rigidez nunca debería desaparecer del todo ya que estamos aferrados a una lingüisteria.

El estallido del universo del discurso descubre un movimiento. Hay estallido porque hay Uno sin el cual la necrofagia impera. Ese Uno como lógica de Lacan de inmediato se hace Dos porque hay embarazo de metáfora

No hay transferencia sin objeto a y ese es el acto que hace brillo en la suposición de saber, como lecho hipnótico discursivo donde el analista se injerta.

Nota: Una versión anterior de este texto se presentó en las Jornadas de la EFBA en 2018

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