El malestar en la polis

A partir de la obra de Freud, el psicoanálisis y los psicoanalistas, estamos autoexcluidos de las cosmovisiones y las utopías de la felicidad colectiva.
Al sostener el acto analítico nos negamos a reemplazar procesos psíquicos (como los llamó Freud) o la estructura del sujeto (en Lacan), por factores sociales y culturales.
Sin embargo, enfrentamos los tres ámbitos de sufrimiento señalados en el malestar cultural: el padecimiento del cuerpo, la hostilidad del mundo exterior y la insatisfacción en la relación con los otros y sabemos que nuestra práctica esta tejida con las palabras y acciones desarrolladas en la polis.
Constatamos actualmente, la transformación de las demandas y los síntomas en la dirección de la cura y nos proponemos explorar la relación del análisis tanto con la ley que hace posible el deseo y el gozo, como con ciertas vindicaciones indispensables de nuestro tiempo.
En esta sección que hemos llamado “El malestar en la polis” abrimos el diálogo con algunos discursos de acción y persuasión que se desarrollan en la actualidad: desde la agenda feminista, el debate sobre nuevas maneras de habitar el cuerpo y la diferencia sexual, los movimientos sociales, las expresiones de la cultura popular; hasta las tensiones entre la moral tradicional y el “pensar por cuenta propia" propuesto por la modernidad.
Se trata así de suscitar una perspectiva del psicoanálisis en su con-texto.

Lo ético y político del psicoanálisis

La experiencia psicoanalítica nace y se establece en medio de una situación de crisis: (a) la que supone el paso del orden burgués a la sociedad industrial y al inicio de la cultura del consumo ostentatorio, y, consiguientemente, la presencia de dos nuevos fenómenos: (b) la crisis de las identidades de linaje o de los

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