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LA REPETICIÓN Y SUS MEMORIAS

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En el año 1949 Jorge Luis Borges publica su célebre obra de cuentos El Aleph, en La Escritura de Dios, uno de los cuentos del libro nos propone,

¨Urgido por la fatalidad de hacer algo, de poblar de algún modo el tiempo, quise recordar ,en mi sombra, todo lo que sabía. Noches enteras malgasté en recordar el orden y el numero de unas sierpes de piedra o la forma de un árbol medicinal

El orden y el número signan El Aleph. Los intereses de Borges por la lógica y las matemáticas aparecen una y otra vez. Se sirvió de la lógica de Boyle, de las matemáticas y de los conjuntos transfinitos de George Cantor así como también de las paradojas de Bertrand Russell.

Jorge Sagastume nos propone que la lectura que hizo Borges de Cantor, retorna de diferentes modos en su obra. Es así que la correspondencia biyectiva de los conjuntos, le permiten situar a partir del primer infinito denominado Aleph cero, siguiendo la primer letra del alfabeto hebreo, los subsiguientes infinitos que se corresponden, denominados Aleph 1, Aleph 2. Asimismo podemos suponer que es la fuente del título de estos cuentos que se inauguran con El Inmortal y culminan con El Aleph. Las proposiciones cantarionas en las variaciones del conjunto infinito tocan un imposible representado en el último cuento a través de ese objeto inapresable del vacío propuesto en El Aleph.

La pregunta Borgeana por el infinito y su opuesto la finitud, son parte de sus preocupaciones y ha sido uno de los vectores que despertó mi interés en el cuento El inmortal. En el mismo el tiempo se trastoca y los márgenes geográficos se acomodan a las epopeyas de Homero. Sigue una numeración precisa, su lógica se asienta en las secuencias de sus apartados, en cada uno de ellos el narrador se transforma retomando el relato que a su vez pasa de un tiempo a otro para avanzar con nuevas peripecias. En sus líneas se reitera el problema de numero, la finitud, las paradojas entre vida y muerte. Nos interroga el infinito, que aun cuando se pueda escribir mediante un signo que lo simboliza y metaforiza, sus misterios siguen en pie. La vida sin tiempo ni memoria resulta indescifrable mientras que el lenguaje como raíz de la vida del ser parlante ilumina la mortalidad otorgando vida a la vida. La naturaleza no existe sino por el significante que la articula y el sujeto se vivifica entre las dos muertes ,que situó Heidegger y luego retomo Jacques Lacan, entre ellas, las dos muertes, transcurre el relato. La primer muerte por la entrada en el lenguaje y la función de la palabra y la muerte biológica o segunda muerte. 

Octavio Paz ha dicho que si Homero es una figura universal lo es en la medida que se ha trasformado en una metáfora. Borges retoma a Homero y también a Ulises en su viaje de retorno a su hogar, aferrado al mástil ante el canto de las sirenas. 

En el cuento que nos ocupa el narrador se transforma varias veces, a punto que el lector debe retroceder para avanzar , volver la hoja del libro para retomar la frase, situar el punto, orientarse en el viaje hacia el rio de la inmortalidad con sus oscuros sótanos y laberintos. Un perro Argos reilumina el camino, traza algo que parece una escritura. El signo y memoria nos alejan del fantasma de la eternidad.

Inicia el cuento el anticuario Joseph Cartaphilus, de Esmirna quien ofreció a la princesa Lucinge los seis volúmenes de la Ilíada de Pope.

La historia universal va atravesando el relato, ¨Con una tenue voz insaciable me preguntó en latín el nombre del río que bañaba los muros de la ciudad. Le respondí que era el Egipto ….Otro es el río que persigo , replicó tristemente, el río secreto que purifica de la muerte a los hombres¨

Letra a letra nos vamos hundiendo en una historia, entrar en el río de la inmortalidad es uno de los modos de salir del tiempo, excluirse de la memoria y la repetición de los trazos.

¨Ser inmortal es baladí, menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte¨

Borges nos dice que el sujeto es producto del lenguaje, de las contingencias y del azar que es de lo real. Temas caros al psicoanálisis, una de las aristas del problema del tiempo está situado como producto de la repetición, de lo imposible como lo que no cesa de no escribirse y de la contingencia que plantea cesa de no escribirse. La repetición del trazo es posible.

Sigmund Freud en su texto El Block Maravilloso plantea que cada trazo conlleva su borramiento en el pasaje desde el sistema perceptivo hasta inscribirse en calidad de huella mnémica, Jacques Lacan retoma esta línea precisamente al situar la repetición como producto del trazo unario, producto de la identificación simbólica que opera en la combinatoria significante. En esta se repite el uno -1- contable, el uno numerable. Lacan nos remite a Principios de la Aritmética de Gotlief Fregue para indicar que cada trazo, cada 1 conlleva el cero, haciendo del 1 un 2. En la repetición del trazo surge un trazo nuevo. La repetición no es de la misma cosa, A no es igual a A, la primer A no es la misma que la segunda, sino que cada trazo puede portar la diferencia. Se escritura lo nuevo y se argumentan las escenas. 

Borges nos propone la repetición y sus diferencias, la reiteración del trazo se diferencia de la repetición de escena en la cual el sujeto queda petrificado en el pantano de goces, razón por la cual diferenciamos el trazo de la escena y en esta los argumentos fantasmáticos. Advertimos que el lenguaje conlleva restricciones semánticas y sintácticas. Tal vez esta sea la causa de la imposibilidad de describir la ciudad de los inmortales, suponer esa descripción es comparable con una pesadilla.

Cuando el narrador sale de los sótanos y laberintos impuestos en su entrada a la ciudad de los inmortales se encuentra con Argos, este es el nombre que le dio al perro que apareció en ese momento, Argos que luego será Homero marca trazos en la arena, ¨..pensé que serían letras, escritura de alguna lengua ¨

¨..Pensé que Argos y yo participábamos de universos distintos, pensé que nuestras percepciones eran iguales, pero que Argos las combinaba de otra manera…Pensé en un mundo sin memoria, sin tiempo, consideré un lenguaje que ignorara los sustantivos…¨

Es posible conjeturar que el autor argentino nos va indicando en los rodeos de su relato que la lengua en la que se transmite lalengua es contingente, que existen juegos lingüísticos que se repiten y demuestran que el sujeto surge entre sus huellas. Desde Homero a Joyce, pasando por cada ser hablante, cada quién va construyendo su alfabeto vivo, trazando el recorrido de su viaje, su Odisea, su nadie y su Ulises.

Me permito incluir una viñeta de un relato de un paciente adolescente que gustaba de la lectura de los clásicos, me pregunta. ¨vos sabés qué es la Odisea¨ Prosigue, ¨Es el viaje de un hombre para encontrar su hogar¨.

Homero es en alguna medida un punto de partida y una metáfora de la escritura del viaje.

Viator, viajero que atraviesa desde el inicio de la vida hasta la muerte su Odisea. Viajero que se nutre de las metástasis del lenguaje en lalangue, que no es ajena a lo simbólico, lo imaginario y lo real. Lalengua en la que el sujeto se hace oír con restricciones, repeticiones y deslizamientos situando la finitud en consonancia con la operación de la castración. 

¨Yo he sido Homero, en breve seré Nadie, como Ulises, en breve seré todos, estaré muerto.¨

Retornar a la vida es retornar a la mortalidad para ello es menester volver a cruzar el río y reencontrase con la presunción de la muerte que sitúa al sujeto entre los hombres, cuestión que implica que para todos se escribe la función fálica, dijo de otro modo, para todos hay castración. Desde esa perspectiva sexo y muerte se reiluminan. El sujeto emergerá entre la memoria y sus huellas, la hipótesis del inconsciente podrá verificarse en el destino parlante del que surgirán síntomas, olvidos, y sueños. 

El psicoanálisis y la letra de Borges parecen coincidir en su propuesta sobre la memoria y el olvido ambas como resultado del trabajo inconsciente del sujeto. No obstante encontramos en la obra borgeana la chance de la memoria absoluta en Funes el memorioso, quien recordaba cada hoja de cada árbol, de cada monte y cada detalle por mínimo o máximo que fuera en un momento sincrónico, en simultáneo, lo que resulta invivible. Podía recordar un día entero con precisión de detalles pero reconstruir ese día entero le llevaba otro día entero, que a modo de las muñecas rusas, una dentro de la otra, a Funes lo lleva a tener un recuerdo dentro de otro. El personaje padece una memoria absoluta, es un hombre sufriente con una vida imposible. Muere de padecer su memoria y en su hora final no habría terminado, aun, de clasificar todos y cada uno de los recuerdos de su niñez. 

Podemos colegir de la lectura de Funes el memorioso una contraposición respecto de El Inmortal en uno la memoria absoluta es condición de muerte, en el otro la recuperación de la memoria es condición de vida humana. El inmortal nos pone en la pista que no hay Otro del Otro, ni Universo del discurso, el sujeto está signado por el lenguaje y su discontinuidad estructural. Los trogloditas no habitan la lengua hablada ni escrita. ¨…Pertenecían a la estirpe bestial ..que infestan las riberas del Golfo Arábigo y las grutas etiópicas, no me maravillé que no hablaran y de que devoraran serpientes¨

El narrador escribe su relato un año después de recuperar su condición mortal. ¨La historia que he narrado parece irreal porque en ella se mezclan sucesos de dos hombres diferentes. En el primer apartado el jinete quiere saber el nombre del río que baña las murallas de Tebas, Flaminio Rufo, que antes ha dado a la ciudad el epíteto de Hekatompylos, dice que el río es el Egipto, ninguna de esas locuciones es adecuada a él, sino a Homero¨

Volver a la Odisea, es un viaje, que según mi lectura concierne a una búsqueda de la lengua y en lalengua el retorno a un lugar-hogar.

El Inmortal es la búsqueda de la vida en comunión con la muerte, en la amalgama de Eros y Thanatos emerge el significante que representa el sujeto para otro significante.

Si bien Jorge Luis Borges nos dice que todo el documento es apócrifo, sigue diciendo una verdad, cuando se acerca el fin solo quedan palabras de las horas y los siglos.

Cuando el narrador sale de la pesadilla de los sótanos, junto a Argos, plantea que , ¨Nada mas puedo recordar. Ese olvido, ahora insuperable, fue quizá voluntario, quizá las circunstancias de mi evasión fueron tan ingratas que, en algún día no menos olvidado también he jurado olvidarlas¨.

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