La poesía y las canciones de José Alfredo

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La poesía y las canciones son un lugar privilegiado para leer los avatares del amor-pasión. Autores de distintas épocas, ya sea en aires cultos o populares, se hacen eco de historias y sentimientos amorosos que parecen universales por su aceptación y el interés que suscitan por parte de los que las escuchan.

En este sentido las canciones de José Alfredo, como tantas otras, nos llevan a escucharlas como palabras de amor. La pasión que no se debilita y se transforma en versos ha influido de tal manera en la cultura del mundo occidental que es impensable cantar al amor fuera de esa tradición. Así, la declaración de amor en los cortejos del sujeto enamorado de José Alfredo Jiménez sigue la huella de los trovadores del amor cortés. En el cancionero de JAJ la mujer se ausenta y se genera la misma distancia que cantan los provenzales en la inaccesibilidad de la Dama, en donde parece primar la tensión del deseo más que la realización del gozo amoroso. 

Son los obstáculos, la dificultad de la conquista lo que lleva a la exaltación del amor que es tomado en su naturaleza contradictoria, alegría en tanto certeza de que va a conquistar al final y sufrimiento en tanto esto no se realiza en la actualidad de manera que dedicar una canción a la enamorada ausente, que se oculta, se convierte en una manera que el sujeto utiliza para hacerlo presente y vincularse con él.

Hay un obstáculo inicial, un impedimento para mantener la tensión del amor, para que la pasión sea casi un ideal impedido o irrealizable. El obstáculo, la dificultad es algo que favorece la emergencia del deseo y es una condición fundamental de la vida amorosa, de modo que, en vez de dificultarla, es la condición imperativa para que se dé. Es un acicate erótico. 

Así el enamorado en José Alfredo se vincula a la mujer que se muestra poco accesible, como la mujer ausente del arte de amor de los trovadores provenzales. Es un amor en espera que aumenta cuanta mayor privación padece. Como en los poemas del amor cortés en estas canciones se describe un amor insatisfecho, donde hay un cantor que interpela al amor, al objeto amoroso que no responde desde su ventana, y cuyo comportamiento parece frustrar los deseos del sujeto enamorado. 

Se retrasa el momento del logro amoroso. El placer, la satisfacción, estarían en la espera. Con la certeza de que al final se darán.  Así sucede en la popular canción Serenata huasteca:

Canto al pie de tu ventana pa´que sepas que te quiero tú a mí no me quieres nada, pero yo por ti me muero. Dicen que ando muy errado que despierte de mis sueños, pero se han equivocado porque yo he de ser tu dueño. 

Que voy a hacer si de veras te quiero ya te adoré y olvidarte no puedo. 

Dicen que pa´conseguirte necesito una fortuna que debo bajar del cielo las estrellas y la luna. Yo no bajaré la luna, ni las estrellas tampoco y aunque no tengo fortuna me querrás poquito a poco… 

El enamorado canta bajo la ventana: el personaje de la canción se toma a sí mismo como objeto de modo que hay un doble en la canción que hace lo que él hace, y cuenta su propia historia como músico. El barroquismo de la música dentro de la canción. 

Este enamorado manifiesta además del amor a la persona a quien se canta, el amor a las canciones de amor, el amor a cantar. Canta en la conquista primera, canta a la ingrata en el desamor y canta para consolarse también. Un cantar reiterado por el puro disfrute de la música donde lo prioritario es la acción en sí misma. 

El sujeto enamorado canta apasionado y vive inmerso en las palabras, en el lenguaje de amor. Su discurso es una canción donde el canto mismo se convierte en la realización de una satisfacción, en la obtención de un goce de la poesía y del canto, debido a la lejanía o la ocultación de a amada que se esconde.

Mientras la presencia disuelve la palabra de amor, la ausencia, el ocultamiento tras la ventana, hace que la palabra de amor, la serenata como una carta de amor, sea plena. Se canta entonces al amor como un mensaje que dice que piensa en el objeto amado y que le hace aparecer, aunque se oculte, que le hace presente.

Pero al mismo tiempo también se da la “fiesta” en las canciones del sujeto enamorado de JAJ donde el amor es en ocasiones un destinatario imaginario, un pretexto para el goce del canto con el mariachi, los acompañantes de las serenatas y parrandas. Goce del canto, goce de la fiesta, goce también del alcohol con acompañantes diversos. El sujeto enamorado goza cantando sus serenatas y la comunicación de las palabras deja de ser lo prioritario. 

Serenata Huasteca

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